EL RETO DEL CÁNCER EN TIEMPOS DE PANDEMIA

EL RETO DEL CÁNCER EN TIEMPOS DE PANDEMIA

El abordaje del paciente con cáncer, asumir el diagnóstico de cáncer y vivir con ello son siempre situaciones complejas. Obligan tanto a los profesionales sanitarios como a los propios pacientes a enfrentarte a decisiones difíciles. Son habituales el miedo, la incertidumbre y la inevitable sensación de fragilidad. Pero si a esta realidad le añadimos una pandemia mundial, todo se multiplica. Ya no sólo se trata de enfrentarse al cáncer, sino de hacerlo bajo una nueva amenaza como es el coronavirus.

Escribo este post para trasmitir a los pacientes oncológicos y sus familiares y cuidadores, que aún con el coronavirus, seguimos cuidando de ellos con el mismo interés, esfuerzo y cariño de siempre. Es verdad que hemos tenido que hacer cambios en la rutina asistencial. Quisiera ser capaz de explicarlo para que los pacientes comprendan los cambios y sigamos trabajando todos juntos, como siempre.

Stephen Hawking consideraba la inteligencia como «la capacidad de adaptarse a los cambios». Y el Covi-19 nos ha obligado a todos a ser inteligentes y adaptarnos a su presencia. En el área oncológica, esta adaptación es necesaria a nivel la de los profesionales sanitarios y los hospitales y a nivel  de los propios pacientes.

Creo que hay dos ejes conductores que son proteger de la infección a nuestros pacientes y seguir manteniendo la atención oncológica de tratamientos y revisiones.

Adaptación de los profesionales

La aparición de la pandemia ha modificado en un espacio de tiempo muy breve la actividad de todos nuestros hospitales y centros de salud. Todo se ha priorizado para poder atender a esos pacientes y cubrir la tremenda demanda asistencial. Prácticamente se ha paralizado toda la actividad programada. Se han anulado las consultas presenciales no urgentes.  Se han priorizado todos los recursos humanos y técnicos para enfrentarse a la pandemia.
Sin embargo y pese a la pandemia, las personas siguen enfermando por otros motivos y siguen necesitando asistencia médica, aunque los propios centros sanitarios hayan pasado a ser lugares potencialmente peligrosos por el riesgo de infección.
En el área oncológica la asistencia a nuestros pacientes se nos ha complicado aún más. Suponen un grupo especialmente vulnerable, al que hay que proteger de la infección y al mismo tiempo suponen un grupo de pacientes en los que es difícil evitar o posponer tratamientos y pruebas diagnósticas, por la propia naturaleza de su enfermedad de base.

En este contexto es muy importante decir que pese a la pandemia, en todos los centros se están haciendo esfuerzos y se han realizado cambios, para seguir ofreciendo la misma asistencia y apoyo a los pacientes con cáncer y seguir luchando contra esta enfermedad. ¡No vamos a dejar de luchar después de tantos años y de tantas victorias, por la aparición de un nuevo enemigo como es el coronavirus!

Creo así que el primer cambio adaptativo en oncología es que ahora más que nunca, hay que individualizar la actitud a seguir con cada paciente y la aplicación de guías clínicas y protocolos, tanto las habituales como las adaptadas a la pandemia, hay que seguir realizándola pero con este cambio adaptativo. De forma paralela, ha habido que poner en práctica cambios dirigidos a proteger a nuestros pacientes de la infección.

Los principios básicos son:

  • Evitar visitas al hospital siempre que sea posible.
  • Evitar salas de espera llenas para poder mantener distancia de seguridad. Para ello, modificar horarios de la atención y limitar los acompañantes a uno.
  • Utilización de mascarillas por parte de los pacientes que además tienen que seguir las mismas recomendaciones de prevención que el resto de la sociedad, tal y como ya expliqué en un post anterior
  • Identificar pacientes con síntomas de sospecha y atenderles en una sala diferente al resto de pacientes oncológicos
  • Valorar si hay que realizar pruebas diagnósticas y revisiones con la frecuencia habitual
  • Transformar las consultas presenciales en video-consultas o consultas telefónicas.

Para pacientes en tratamiento activo:

Hay que analizar a cada paciente de forma individual y valorar si sus citas se pueden distanciar u omitir algunas dosis o acortar tratamientos para disminuir visitas al hospital. No hay una decisión global para todos y hay que considerar cada caso de forma independiente. Habrá que tener en cuenta en esa toma de decisión desde edad del paciente, su estado global de salud, su grado de dependencia, la finalidad de su tratamiento, el tipo de tratamiento, la toxicidad misma del tratamiento y algunos factores más.

Para pacientes nuevos en los que hay que iniciar un tratamiento:

Habrá que decidir de forma multidisciplinar si la secuencia debe ser la habitual o si hay que retrasar una cirugía para evitar riesgo de infección hospitalaria y empezar por radioterapia o quimioterapia, considerar que esquema de quimioterapia utilizar para evitar riesgo de hospitalizaciones por complicaciones, valorar duración de los tratamientos de radioterapia y todo esto individualizando según otros factores antes mencionados como edad y etc.

Para pacientes en revisión:

la mayoría de las revisiones se pueden posponer algunas semanas. Sin embargo, esta decisión debe realizarse de forma individual. Por un lado hay que considerar el riesgo de recaída de cada paciente y por el otro asegurarse antes de retrasar la revisión de que no hay ningún síntoma de sospecha de recaída. Todas estas consultas de revisión deben de realizarse de forma no presencial, ya sea por teléfono o por video-consulta.

A nivel personal reconozco que uno de los cambios que más me está costando es el mantenimiento de la distancia social con los pacientes. He descubierto lo importante que es para mí poder darles la mano, un abrazo o un beso. Ese contacto físico ayuda a empatizar con el paciente y ayuda a comprenderle.
En esta misma línea, y dado que la mayoría de las consultas son ahora no presenciales, no puedo dejar de agradecer la posibilidad de poder realizar video-consultas. Aunque se pierde el contacto físico, poder poner cara al paciente y viceversa, poder mantener contacto visual y poder ver sus gestos, hace que estas consultas sean casi similares a las presenciales. Sin ellas, toda esta adaptación a la pandemia hubiera sido mucho más difícil, para mí y para mis pacientes.

Adaptación de los pacientes

Probablemente a ellos les toca la parte más difícil. Ahora, además de preocuparse de su cáncer, se tienen que preocupar de no infectarse, pero sin seguir de prestar atención a su enfermedad y sin poder renunciar a las visitas al hospital.
Es importante sin embargo comprender como ya explique en el post Enfermedad por coronavirus Covid-19 y Cáncer, que todos los pacientes no tienen el mismo riesgo. En esta adaptación a veces se producen reacciones extremas y ambas pueden llegar a ser perjudiciales por su extremismo:
Una es la que yo llamo el falso sentimiento de inmunidad: de forma inconsciente se cree que por tener un cáncer, ya no va a tocar otra enfermedad como la infección por Covid-19. Desgraciadamente este puede llevar a cometer graves errores, como no seguir las medidas de protección individual recomendadas, poniéndose en riesgo a sí mismos y a los demás.

La otra es el terror a infectarse al punto de llevar a decidir al paciente de forma individual y sin hablarlo con su médico, la renuncia a su tratamiento o revisiones, con tal de no acudir al hospital.

Por tanto, hay que mantener la calma como paciente más que nunca, seguir las recomendaciones y valorar con el equipo médico plan a seguir.También es importante adaptarse al hospital, que pese a todo sigue ahí para ayudar, aunque ahora haya que evitar salas de espera llenas, tocar superficies comunes, besos, abrazos y contacto físico con otros pacientes y los profesionales.

¡Entre todos los vamos a conseguir!

2020-04-12T18:49:04+02:00